Málaga cristiana
La toma de Málaga por los Reyes Católicos se produjo el 18 de agosto de 1487. El asedio de la ciudad fue traumático y conformó un episodio muy sangriento que duró varios meses (uno de los más largos de la denominada "Reconquista"). La publicación Málaga en el tránsito de medina nazarí a urbe cristiana (2018) narra que, tras la invasión, muchos musulmanes fueron expulsados y otros acabaron como esclavos: "Solo una minoría formada por unas 50 personas lideras por el mercader Alí Dordux pudo conservar sus propiedades y seguir residiendo en la ciudad".
Según el libro Tras las huellas de tu ciudad. De la Málaga romana a nuestros días (2007), a partir de entonces Málaga comenzó a ser repoblada especialmente por colonos procedentes de la corona de Castilla: "Caballeros, mercaderes, hombres de la mar y campesinos garantizarán la continuidad de las actividades productivas, el control militar y la organización política del territorio". Para ello, los monarcas ordenaron distribuir las tierras en cuatro territorios delimitados por parroquias.
En esta etapa empezó la expansión urbana de la ciudad. Algunas vías públicas que surgieron fueron calle Nueva, Granados, Salvago, Solimán o Luis de Velázquez. También se crearon barrios nuevos más allá de los muros. Tras las huellas de tu ciudad. De la Málaga romana a nuestros días (2007) describe que el arrabal de Funtanalla de época musulmana se dividió en dos: arrabal de la Puerta de Antequera y arrabal de la Puerta de Granada. En este último, se situó la Judería (barrio de los judíos malagueños). A su alrededor nacieron La Victoria y El Ejido. Hacia la parte occidental de Málaga se encontraban el arrabal de Ferrerías, orientado a la fundición de hierro, y el arrabal de las Huertas, que concentraba actividades como la industria de salazones (conservación de alimentos) y que dio origen al barrio El Perchel.